En las últimas semanas, el municipio de Camargo, Chihuahua, ha sido escenario de intensas discusiones debido a la liquidación del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Municipio de Camargo «Fidel Velázquez», una medida que, según los propios miembros del sindicato, afectaría a 116 trabajadores. La defensa de los derechos de estos empleados es, sin duda, una tarea loable y fundamental que deben asumir los líderes sindicales.
A lo largo de sus más de 40 años de existencia, el sindicato «Fidel Velázquez» ha sido responsable de negociar las prestaciones, salarios, jubilaciones y pensiones de sus miembros. Es importante entender que los municipios enfrentan finanzas limitadas, por lo que la gestión de los recursos debe hacerse con extrema cautela. Bajo este enfoque, el presidente municipal, Jorge Aldana, tomó la decisión en octubre de 2024 de proceder con la liquidación del sindicato. Para ello, gestionó un adelanto de las aportaciones estatales por un monto de 35 millones de pesos, con el objetivo de cubrir las liquidaciones correspondientes a los 116 trabajadores activos y los 93 jubilados.
Los 93 empleados jubilados continuarán recibiendo sus ingresos de manera regular y sin verse afectados por la disolución del sindicato. En cuanto a los empleados en activo, recibirán sus liquidaciones y tendrán la posibilidad de ser recontratados bajo un nuevo esquema que busque hacer más eficiente la economía municipal, permitiendo destinar recursos a otras áreas prioritarias.
A primera vista, este procedimiento podría parecer un trámite administrativo «normal», cuyo costo político recaería sobre el presidente Jorge Aldana. Sin embargo, al igual que en otros municipios, esta medida resulta necesaria para equilibrar las finanzas de Camargo. Aquí es donde aparece la figura de Arturo Zubia, exdiputado local en tres ocasiones y tres veces presidente municipal, quien además ha sido líder de la Unión Ganadera Regional y jefe de departamento en la Secretaría de Desarrollo Rural. Zubia ha asumido el papel de defensor de los derechos de los agremiados al sindicato, en lo que muchos consideran un intento de visibilidad para sus aspiraciones políticas, con la mirada puesta en regresar a la presidencia municipal en 2027.
Este político, quien ha vivido más de 20 años del erario público, no busca lo que es justo ni lo mejor para el municipio que ha gobernado en tres ocasiones. Es importante recordar que fue el mismo Zubia quien en 2016 intentó disolver el sindicato, solo para dar marcha atrás no por considerarlo inconveniente para las finanzas municipales, sino por el costo político que implicaba.
En conclusión, la liquidación del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Municipio de Camargo «Fidel Velázquez» es una medida que, aunque polémica, responde a la necesidad de optimizar los recursos del municipio para garantizar su estabilidad financiera a largo plazo. Si bien esta decisión puede generar un costo político para el presidente Jorge Aldana, es evidente que las finanzas públicas requieren un enfoque pragmático y responsable. Sin embargo, la intervención de actores políticos como Arturo Zubia, más interesados en sus propios intereses que en el bienestar del municipio, complica aún más la situación. Camargo necesita liderazgos comprometidos con la prosperidad y el futuro del municipio, más allá de los intereses personales y los costos políticos inmediatos. Solo así se podrán tomar las decisiones necesarias para garantizar el desarrollo económico y social de la comunidad.