«No inventé un pantalón… creé una segunda piel para los que luchan desde abajo.»
Mi historia comienza en Alemania, pero mi sueño nació en América. Llegué a San Francisco con la esperanza de vender telas, justo cuando explotaba la fiebre del oro. Todos buscaban fortuna cavando, yo solo quería vender lo que pudiera. Pero al hablar con los mineros, entendí algo claro: lo que necesitaban no era oro… era ropa que aguantara el trabajo.
Me pidieron un pantalón resistente, algo que no se rompiera entre rocas y barro. Así que, junto a un sastre llamado Jacob Davis, reforzamos las costuras con remaches de cobre y usamos una lona marrón. Más tarde la cambiamos por una tela azul que era más cómoda: la mezclilla. Nadie lo sabía, pero acabábamos de crear los primeros jeans de la historia. 🪡⛏️
No fue fácil. Al principio la gente desconfiaba, pensaban que eran ropa para pobres. Pero los trabajadores no mentían: esos pantalones duraban más que cualquier otro. Y cuando los jóvenes empezaron a usarlos como símbolo de rebeldía… el resto fue historia. Lo que nació para trabajar, terminó siendo una revolución en la moda.
“A veces no tienes que encontrar oro… solo necesitas coser fuerte tu idea y confiar en que va a resistir.”
– Levi Strauss