«Fui a comprar pollo y el dueño me dijo: ‘Yo vendo 100 diarios y no más’. Me fui sin mi pollo asado, pero con una idea en la cabeza. Dos semanas después volví a intentarlo y otra vez se le habían acabado.
Ahí entendí algo: si él no quería vender más
pollos, entonces los vendería yo.
Llegué a casa y le dije a mi esposa:
‘Viejita, cierra la zapatería. Vamos a vender pollos’.
No sabíamos nada del negocio, pero sabíamos
trabajar, y eso era suficiente.
Ella me dijo ‘Bueno, a ver si funciona'»
Lo que empezó con 25 pollos en una parrilla
Improvisada creció más rápido de lo que imaginamos.
La gente llegaba desde temprano, formándose
antes de abrir.
En poco tiempo ya vendíamos más de 100 diarios.
Nunca imaginé que un antojo me llevaría a esto,
pero las oportunidades son calvas… no tienen pelo.
Si no las agarras con todo, se te escapan.
🔥 Pancho Ochoa sobre el inesperado inicio de
El Pollo Loco. 🐔🔥