Por Horacio Nájera
Los canadienses tienen fama de bonachones, relajados y amigables. Su estilo de vida es muy diferente al de sus vecinos del sur. Al canadiense le gusta disfrutar de la naturaleza, de la diversidad y generalmente de la convivencia pacífica. Les gusta que los reconozcan como los que siempre ven el vaso medio lleno, se jactan de su permanente positivismo y piden disculpas por todo. Los políticos canadienses, desde mi percepción, suelen y saben esperar. Observan lo que hacen los estadounidenses para después tomar decisiones en aquellos temas que involucran la relación binacional, o que pueden impactar la conocida reputación canadiense de progreso, solidaridad y compasión con el mundo. En esa observación y espera también se incluye lo malo. El avance del populismo y los extremos ideológicos, en especial la derecha más radical, también ha llegado a Canadá, una monarquía parlamentaria en la que en la práctica solo existen tres fuerzas políticas: los liberales -todavía en el poder con Justin Trudeau- los conservadores y el partido de nueva democracia que es la izquierda canadiense. También existe el bloque de Quebec, totalmente enfocado en la preservación de la francofonía y obtener la mayor cantidad de beneficios del gobierno federal para los habitantes de la provincia de habla francesa. Las provincias de Alberta y Ontario sostienen mucho de la economía de Canadá. Alberta con su petróleo y Ontario con sus empresas. Las dos son gobernadas por conservadores que, montados en la ola del populismo y el hartazgo de los electores de administraciones anteriores que no pudieron generar la comodidad que se esperaba, se apropiaron del poder. Desde que Donald Trump ganó la elección y creó el problema de la influencia comercial China en México, los dos premiers (el equivalente al gobernador del estado en México) se unieron de inmediato al coro que demandó un nuevo tratado en el que solamente participen Canadá y los Estados Unidos. Danielle Smith, Premier de Alberta desde 2022, ha sido, por decir lo menos, una gobernante incendiaria, muy apegada al manual de política y estilo de los gobiernos de derecha. Después de que el presidente electo Donald Trump amenazó con imponer tarifas a las importaciones de México y Canadá, Smith anunció que desplegará agentes estatales y drones para vigilar la frontera con los Estados Unidos y así combatir la migración ilegal y el tráfico de fentanilo. La vigilancia de las fronteras es competencia federal. Además, la excomentarista firmó un pacto en el que la provincia se une a 12 gobiernos estatales en los Estados Unidos que buscan promover seguridad energética en la entrante administración trumpista. El despliegue de fuerza ordenado por la Premier tras el anuncio del presidente electo sorprendió por el contraste a como ella respondió al bloqueo del cruce fronterizo de Coutts, Alberta, por la llamada “Caravana de la Libertad” que el 2022 desquició al país en una protesta en contra de la imposición de vacunas y restricciones contra el COVID. La protesta, se comprobó en una investigación federal, fue organizada por grupos ultra radicales de la derecha de los que algunos de sus líderes ya han sido declarados culpables. Para Smith, en ese entonces líder del partido conservador, el bloqueo fue “hermoso”. En Ontario, el conservador Doug Ford derrotó a la liberal Kathleen Wynne en 2018 y desde entonces dirige el gobierno de la capital económica de Canadá. A diferencia Smith, el aliciente ideológico al conservadurismo de Ford es el capitalismo, la libre empresa y la acumulación de riqueza. Ford ha sido un poco más mesurado en su tono respecto de la premier de Alberta y más práctico al mover sus piezas dentro del país. Hermano del exalcalde de Toronto que fue noticia mundial después de conocerse un video donde aparece fumando crack, fue el primero que llamó a cancelar el tratado con México, pero ya cuando Trump amenazó a Canadá, respondió que “el verdadero foco de Trump debería de ser China.” Además de la segura desilusión que le causó el anuncio estadounidense, el premier quizá se dio el tiempo para revisar la relación económica que existe entre México y Ontario, que representa el 75 por ciento del total del intercambio comercial entre México y Canadá, además de los 10 a 12 mil trabajadores agrícolas temporales anuales empleados. Por el lado federal, el primer ministro Justin Trudeau hizo su papel y buscó una reunión con Trump que incluso no estuvo incluída en su agenda pública. La rapidez con la que el líder canadiense viajó a Florida para buscar soluciones le ha dado un impulso a su imagen que ya mucho necesitaba debido a la presión que enfrenta dentro y fuera de su partido por renunciar al cargo y convocar a elecciones. Hasta ahora, la parte menos atendida por los canadienses, al menos en público, ha sido la Mexicana. Habrá que ver si es parte de la tradicional forma de hacer política a la canadiense, o la decisión de seguir bajo la sombra de Trump ha sido ya tomada.
Horacio Nájera es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UANL y maestrías en las Universidades de Toronto y York. Acumula 30 años de experiencia en periodismo y ha sido premiado en Estados Unidos y Canadá.