Esta es la autopista submarina de Japón.
Frente al desafío de conectar las ciudades de Kawasaki y Kisarazu, dos núcleos urbanos ubicados a ambos lados de la bahía de Tokio, las autoridades japonesas decidieron recurrir a un viaducto, un canal subterráneo… Y, como regalo, construir dos islas artificiales sobre las aguas del Pacífico, una de las cuales mide 650 metros y proporciona una enorme área de estacionamiento y comercial.
El proyecto fue denominado Tokyo Bay Aqua-Line y, aunque fue inaugurado hace ya un cuarto de siglo, sigue sorprendiendo por sus dimensiones, diseño y la solución técnica con la que cruza una bahía de más de 14 kilómetros de ancho en la que las aguas alcanzan 70 metros de profundidad.