Al Cristo Sangrante se le atribuyen milagros desde hace siglos
En el seno de una pequeña iglesia que data de 1673 se refugió la imagen de un cristo sangrante al que se le atribuyen incontables milagros.
El pueblo que hacía 1683 atrajo a un gran número de exploradores españoles al descubrirse sus ricas minas de San Juan y la Concepción, ahora es paso de turistas y personas que van en busca de una curación o de la solución de graves problemas.
A Santa Rosa de Lima acuden los curiosos pero sobre todo los feligreses devotos a consolidar la fama de este cristo bañado en sangre
A unos cuantos kilómetros de Cuauhtémoc se encuentra este bello pueblo al que distinguen, además de sus serpenteantes y angostas calles, la leyenda creciente del Cristo.
El retablo de la iglesia fue construido en la segunda mitad del siglo XVIII, traído desde la Ciudad de México, obra de José de Alcíbar.
Al Cristo Sangrante se le atribuyen miles de milagros que son premiados por los feligreses con finas figuras de plata.
Su veneración está muy extendida, llegando hasta su templo un gran número de personas de todas las regiones y nacionalidades, implorando un remedio para sus males.