David Vásquez Soto
Vamos al circo,
que ha llegado ya.
A repartir sonrisas,
Y también felicidad.
Anónimo
-Úchila Talanga…
La gente reía divertida con las ocurrencias de Emilio Meraz Torres, de roída vestimenta y grotescas manchas de chillante pintura en el rostro, ése rostro de piel tostada y escasos cabellos rubios, medio cubiertos con un viejo sombrero, mientras azuzaba y jalaba de un cordel a una perrita de peluche café, muy sucia y maltratada, como si estuviera viva…era el famoso payaso Globito, la estrella del circo Águila de los hermanos Meraz, que recorría las rancherías de Durango, Zacatecas, Chihuahua y la Región Lagunera, en épocas de cosecha, para agenciarse algo del trabajo de los campesinos a cambio de un momento de diversión.
Don Emilio nació en la Partida, un pueblo de Torreón, fue registrado en Viesca y residía en Matamoros, en la Región lagunera de Coahuila; decía que su papá era de Santiago Papasquiaro, pariente del dirigente campesino César Meraz, conocido como ”El Chícharo”.
De joven fue un fuerte y gallardo trapecista, una noche de mala suerte, cayó al suelo mientras hacía acrobacias y se dañó permanentemente una pierna, por eso rengueaba frecuentemente.
Su espectáculo llenaba una necesidad de esparcimiento en nuestros poblados, donde la diversión era tan escasa como el dinero.
Desde que llegaba a instalarse a un terreno baldío, casi siempre cerca del tinaco rojo y esférico de agua potable, pegado a la plaza, niños y grandes con curiosidad se arremolinaban para ver la instalación de la carpa, y observar los escasos animales que llevaba el circo, entre ellos un pony llamado el chorizo, homónimo del apodo que algún malora le endilgó a Don Manuel Reyes.
Ya por la noche, familias enteras acudían a la función, donde se acomodaban en rústicas e improvisadas bancas de madera, algunos otros en sillas de lámina, en la zona llamada Luneta, más cercana al escenario, pero con más riesgo de sufrir alguna improvisada broma…al entrar, se respiraba una atmósfera mágica; la música en vivo, emanada de unos cansados instrumentos de viento, daba la bienvenida a la función, y empezaba el desfile de artistas en aquel escenario circular, lleno de cosas raras, pocas veces vistas por ahí; guapas bastoneras iban al frente en minifalda mostrando algo de sus encantos físicos para distraer al público masculino.
La voz del maestro de ceremonias, con ésa entonación característica de los circos, iba guiando al espectador y presentando cada número del programa…
-A la pista llega…Fallito, tremendo trapecista…favor de guardar silencio, su acto requiere de mucha concentración, las personas que tengan algún padecimiento del corazón, pueden abandonar el local…
-Ahora llega, globito, con su clásica Talanga…
-Choripzo, ¿quieres quepso?
-Llévese sus camaritas vaciladoras…!!!
-Palomitas, refrescos, enmieladas, algodones de azúcar…semillas…!!!
-Un mórido, por acá, otro por allá…
-Huélele aquí…
-Este perfume se llama…para ti…
-Pues éste se llama para ti y para toda tu familia…!!!
Payasos, patiños y magos, equilibristas, escapistas, trapecistas, contorsionistas, hombres fuertes, lanzadores de cuchillos, hermosas damas, escasos animales salvajes…nombres llamativos y graciosos, Chicho Melcochas, chentita Meraz, la Juchiteca…
No importaba que las rutinas fueran repetitivas y predecibles, la gente reía como si fuera la primera vez que las veía o como si no adivinara los que iba a pasar…
-¿Y cómo se le ocurrió el nombre de la Talanga Don Emilio?
-Una mañana en Chalchihuites, Zacatecas, mientras escuchaba el sonido de las campanas de la Iglesia: Talan, talan..!!!
Después de un rato, el oropel, las luces y la música se apagaban, la gente con algo de sueño y resignación, se aprestaba a retirarse a descansar a sus hogares…mañana temprano habrían de regresar a la realidad, al corte de frijol, a la trilla, a la roza y acarreo del Tlazole…
©DAVID VÁSQUEZ SOTO
NICOLÁS BRAVO, DURANGO
DICIEMBRE DE 2022.
David Vásquez Soto
Colaborador de ID Noticias. Originario de Nicolás Bravo, Canatlán, Durango. Ingeniero Agrónomo por la Universidad Autónoma de Chapingo. Maestro y Doctor en Ciencias Agrícolas por el Programa Hidrociencias del Colegio de Postgraduados. Ha publicado los libros “Chapingo de mis Amores”, “Recuerdos de Canatlán” y “Nicolás Bravo de mis Amores”. También es bohemio de afición e integrante del grupo musical Los Andariegos Laguneros y se le puede ver deambulando en el desolado oriente de Torreón.
Comentarios
comentarios