

David Vásquez Soto
Cuando luego llegue a la estación
tuve señas muy particulares
en la casa donde ella vivía
diez ventanas con sus barandales
Resistiendo los embates del tiempo, las inclemencias del clima y la poca atención de una que otra persona que aún circula por ahí, aún sigue de pie, quizás espera algún día de pronto, sin avisar, llegue algún tren de Durango a Tepehuanes y se vuelva a escuchar la algarabía de los pasajeros, el sonido característico del telégrafo, o en la bruma de la noche, sigilosa y discretamente pase la luz de Bermúdez.
Sus paredes están derruidas y con vergüenza portan letreros con groserías y dibujos obscenos, el flamante letrero con bonitas letras donde se leía el nombre de la estación y algunos datos como altitud sobre el nivel del mar y distancias hacia el norte y sur, ha desaparecido, como sus puertas y ventanas que han dejado de proteger su intimidad e integridad física.
Con angustia ha visto como también han desaparecido los Rieles de acero y los durmientes de madera impregnada de chapopote, que en conjunto formaban una escalera al cielo, aunque fuera horizontal, por donde a toda velocidad galopaban largos caballos de acero, dejando penachos negros de humo.
En su lugar solo se ve un triste bordo, que sin querer evoca la figura de una sepultura, una tumba sin su cruz, continua larga, muy larga, como si ahí estuvieran sepultados todos los trenes del mundo.
…Que dices prieta ¿nos vamos?…
…O nos quedamos un rato…
…Ya están saliendo los trenes…
…De México a Guanajuato…
-Nicolás de los Bravotones, Nicolás de los Bravotones…!!!
Se escuchaba la enérgica voz de aquellos personajes adustos, gordos y bigotones que coronaban sus sienes con una gorra de visera, llamados auditores, cuando recorrían los vagones para anunciar la llegada del tren a nuestra comunidad, tendiendo como fondo el estruendoso sonido del silbato, distorsionaban el nombre oficial, aburridos de pronunciarlo a diario de ida y de venida…de inmediato se percibía el movimiento de los pasajeros que se levantaban de sus lugares, apurando a los niños y revisando que no quedara olvidado nada en sus asientos.
Esos señores eran todos unos personajes, lo mismo pasaban revisando boletos de viaje, que vendiendo un sinfín de cosas, novedosas todas ellas, como sabrosas cajetas de Celaya empacadas en singulares cajitas redondas de madera, envueltas con papel de china de vistosos colores, hasta refrescos y comida.
Era toda una aventura realizar un viaje en esos trenes, aunque la distancia fuera corta, en esos pocos minutos sucedían muchas cosas…no faltaban los niños que divertidos con el traqueteo del tren al pasar sobre la vía, imaginaban ir a todo galope en gallarda cabalgadura…no dejaba de sorprender al viajante que muchas estaciones tenían nombres diferentes a los poblados alineados con ellas, Lucia, lucia, anunciaba el auditor antes de llegar a Martín López.
…Si Adelita se fuera con otro…
…Le seguiría por tierra y por mar…
…Si por mar, en un buque de guerra…
…Si por tierra, en un tren militar…
Grupos de personas se veían apuradas caminando con rumbo a la estación, desde que llegaba al edificio, se escuchaba el sonido monótono y continuo de un raro aparato, que nos dijeron se llamaba telégrafo…luego la fila para comparar un boleto de cartulina impresa, a través de una ventanilla una persona, siempre de prisa lo sellaba con un fuerte golpe, lo cobraba y lo ponía al alcance de viajero, quien de inmediato salía a la banqueta para divisar la llegada de la gran mole de acero, pitando y resoplando, haciendo sonar unas campanas, causando asombro entre el tumulto de gente, que tenía que esperar la bajada de los que llegaban para subir en busca de un lugar donde hacer más cómodo su viaje…sin duda un momento mágico.
Esos trenes que fueron parte de la historia, protagonistas de primera mano del desarrollo de México, de la revolución de 1910, del movimiento cristero, del reparto agrario y demás, un día dejaron de circular poco antes del año 2000, cuando se acabó el mundo para el ferrocarril mexicano de pasajeros.
Dichosos aquellos que pudimos viajar en ellos…
-Váaaaaamonooooos….!!!
…Allá viene ese tren pasajero…
…con Zenaida lo estoy esperando…
…yo me llevo a esa prieta que quiero…
…aunque muchos se queden llorando…
© Dr. DAVID VÁSQUEZ SOTO
AGOSTO DE 2022.
Comentarios en Facebook
María Ortiz
Leí esta nota con una sonrisa dibujada en mi rostro y terminé con un sentimiento de nostalgia , tuve el privilegio de viajar en tren cuando era niña y aún lo recuerdo , bellos tiempos , hermosos recuerdos . Gracias por compartir , saludos desde Ensenada
Angélica Santillán
Bellos recuerdos de mi niñez el venir en tren hasta el Salto. En mi juventud, cuando iba a trabajar a Yerbanis… Me hicieron recordar bellos tiempos!!
Leonor Vela
Cuantos recuerdos hermosos guardo en mi corazón recuerdo esa hermosa estación los trenes donde tanto viajé con mi esposo y mis hijos son recuerdos inolvidables gracias mijo por hacernos revivir el pasado Dios me lo bendiga.
Letty Vazquez
Que bella forma de recordar esos momentos amigo, tienes un talento que invita a leer y releer tus palabras. Enhorabuena por tu maravillosa forma de expresar tus pensamientos. 👏👏👏👏 Saludos 🤗🍀
Sara Galarza
Muy bonitos recuerdos que tengo la salida de el tren durango torreón y torreón CD juarez las señoras con sus vendimias las gorditas bien ricas el pan de azúcar ojala y volvieran los trenes mis abuelos materno y paterno fueron maquinistas que tiempos aquellos tan bonitos
Mireya Siqueiros
Muy bonitos recuerdos guardados en el alma y corazón muchas gracias por compartir tan hermoso relato gracias por tomarte el tiempo de compartir tan linda historia recordar es volver a vivir tan bellos momentos y hermosas vivencias saludos y bendiciones excelente bendecida noche asta mañana con el favor de Dios un fuerte abrazo con mucho cariño y mucho respeto mi gente hermosa 🙏🙏
Tommy Soto Vargas
Gracias por compartir tan bonito relato, como olvidar si el tren fue nuestro transporte de Nicolás bravo a Durango hasta que lo quitaron.
Eva Villaseñor
Leer este escrito transporta a los verdaderos. Tiempos del tren, maravilloso cuando viajabamos y nos moríamos de risa, cuando en alguna parte de la via el tren empezaba a » Respingar» alguien lo recuerda ? Recordar es volver a vivir, Gracias Vecino , que tenga un bonito fin de semana. David Vásquez Soto
Colaborador de ID Noticias. Originario de Nicolás Bravo, Canatlán, Durango. Ingeniero Agrónomo por la Universidad Autónoma de Chapingo. Maestro y Doctor en Ciencias Agrícolas por el Programa Hidrociencias del Colegio de Postgraduados. Ha publicado los libros “Chapingo de mis Amores”, “Recuerdos de Canatlán” y “Nicolás Bravo de mis Amores”. También es bohemio de afición e integrante del grupo musical Los Andariegos Laguneros y se le puede ver deambulando en el desolado oriente de Torreón.