
Redacción
La organización ambientalista Salvemos los Cerros de Chihuahua, denunció la comisión de un acto de destrucción ambiental ocurrido en el área natural de la Sierra Nombre de Dios, conocida como el Cerro del Arco.
“Un grupo de personas, hasta ahora no identificadas, ha emprendido una campaña deliberada para arrasar con la flora nativa, causando severos daños a especies protegidas como agaves, cactus y especialmente ocotillos (Fouquieria splendens)”, manifestó. Luis Rivera Levario, líder de la organización.
Según Salvemos los Cerros, los ocotillos fueron cortados, apilados y aparentemente destinados a ser usados como leña, de acuerdo a imágenes que proporcionó.
“Por la ubicación y las características del rastro dejado, se presume que los responsables podrían formar parte de un grupo de senderismo sin consciencia ambiental y esta situación es especialmente lamentable, ya que la mayoría de los colectivos senderistas de nuestra ciudad ha colaborado activamente con nuestra organización y se ha distinguido por su respeto al entorno natural”, señaló Rivera Levario.
Por las evidencias la organización ambientalista hizo un llamado urgente a las autoridades ambientales y policiales, así como a los colectivos de senderismo conscientes y responsables, “para que nos ayuden a identificar a los responsables y presentarlos ante las autoridades competentes; este acto constituye un delito federal, pues representa daño directo a la vegetación forestal protegida, y puede ser sancionado hasta con nueve años de prisión, según la legislación mexicana”.
Detalló que el ocotillo es una especie de gran valor ecológico y simbólico: puede vivir hasta 500 años y cada una de sus ramas tarda en promedio 5 años en madurar. La tala y apilamiento de estos ejemplares representa cientos de años de evolución interrumpida por actos de ignorancia y desprecio por la vida natural.
Resulta doblemente indignante que estas ramas estén siendo utilizadas para prender fogatas, una práctica irresponsable que aumenta gravemente el riesgo de incendios forestales, una de las mayores amenazas para nuestras sierras, expresó Rivera Levario., “ya que caminar en los cerros es un acto de comunión con la naturaleza, no de destrucción”.