
Sergio Arturo Duarte Méndez
“La atención era excelente en el Hospital Ángeles. Ahora, con la mano en la cintura nos dicen que no va a haber sesión”
El inmueble es ‘precioso’ y con muy bonitas instalaciones pero falta higiene y personal capacitado que calibre y limpie las máquinas
Es frecuente la escasez de insumos elementales: agua destilada, jeringas, agujas, cinta para detener la fístula o el catéter y las mangueritas
Debido a la insuficiencia renal que padece, desde hace cuatro años, Jorge Lomelí recibe el tratamiento de hemodiálisis -vía fistula, una conexión quirúrgica que tiene en el brazo derecho y, por la cual, es conectado a una máquina que filtra los desechos, sales y líquidos de la sangre- y cumple con las funciones del riñón.
Sin inconveniente alguno, Lomelí Ransom, de 65 años, recibía hasta inicios del presente año la atención en una institución privada de salud, gracias a un convenio en el que el servicio fue subrogado por el IMSS al Hospital Ángeles.
Durante la sesión de tres horas de tratamiento, el paciente, médico de profesión, podía recostarse, colocar su cabeza en una pequeña almohada que llevaba de su casa, escuchar música en su celular e inclusive ‘echarse un ‘coyotito’, un sueñito’.
La situación cambió drásticamente para él y para cientos de enfermos renales de otros nosocomios de la ciudad, quienes, a partir de febrero son tratados en el Hospital General Regional número dos del IMSS, ubicado sobre la Avenida Guerrero, en la zona donde se encontraba el Galgódromo.
En el nuevo inmueble que consideró ‘precioso’ y con muy bonitas instalaciones, denunció la falta de higiene y de personal capacitado, para calibrar y limpiar las máquinas de hemodiálisis, por ejemplo.
Igualmente, la frecuente escasez de insumos elementales para el tratamiento como agua destilada, jeringas, agujas, tape o cinta para detener la fístula o el catéter y mangueritas para poner la diálisis.
“Entonces, con la mano en la cintura nos dicen que no va a haber sesión”, señaló.
La determinación pone en riesgo la salud e incluso la vida de los enfermos, algunos de ellos, muy grandes de edad, otros invidentes o con una sola pierna y, otros casos más, de personas que no pueden caminar, dijo.
“Claro, porque hay pacientes que vienen muy débiles, hay pacientes que necesitan la sesión urgentemente porque ya no sirve nada su riñón, entonces, si no les hacen esa sesión, se llenan de toxinas y se ponen más graves”, advirtió.
Las fallas en el servicio y la falta de insumos causaron que en la semana, un sector del personal que labora en el IMSS 2 se pronunciara ante los medios de comunicación, al igual que lo hicieron los pacientes afectados.
Al tiempo que reprobó el hecho que nadie tiene consideración de la seriedad del asunto, Lomelí narró a Traspatio que los directivos del nosocomio imponen reglas ilógicas e inalcanzables para los pacientes.
“Por ejemplo cuando yo llegué -el dos de febrero pasado-, teníamos que entrar -a recibir hemodiálisis- en puros calzones, nada más nos daban una bata”, expuso
A pesar del frío que hace ahí, pues ya fue encendido el sistema de refrigeración, los enfermos no pueden llevar cobija para cubrirse durante la sesión, tampoco usar un cojín para la cabeza, ni mucho menos el celular, todo ello porque son artículos que contaminan, comentó.
De estar de suerte, puede que a un paciente le toque una de las cinco cobijas disponibles en el hospital.
“Que está más dura que la alfombra de tu casa”, apuntó.
Dentro del grupo de médicos, el entrevistado señaló a la doctora Valenzuela como una persona “despota” que sólo vigila la manera como los enfermos ingresan al área de hemodiálisis y, aparte, los regaña.
“Nos tratan como si fuéramos prisioneros. No tienen ningún corazón para tratarnos bien, somos pacientes, no somos prisioneros, parece que son nuestros ángeles vengadores de que tenemos que pagar todos los pecados que hemos hecho”, expresó.
A la falta de un nefrólogo que calibre las máquinas y supervise la reacción de los pacientes durante y después del tratamiento, Lomelí destacó que un punto a favor del Seguro Social es el excelente equipo de enfermería con el que cuenta, una especie de ángeles para los pacientes.
“Si no fuera por las enfermeras, yo creo que ya nos hubiéramos muerto más de la mitad, porque las enfermeras hacen milagros”, manifestó.
“EL SERVICIO ESTÁ COMPLETAMENTE NORMALIZADO”: ROBLES
Raúl Robles, vocero del Instituto Mexicano del Seguro Social, aseguró que después de la visita y el recorrido que José Antonio Zamudio, delegado estatal del IMSS y Jorge Herrera, líder de la Sección VIII del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), realizaron ayer jueves en la citada unidad, el servicio ya se normalizó.
“Está completamente normalizado. Hasta en la noche se dio el servicio, en la madrugada, iban desfasados pero ya está normalizada la atención permanentemente, siete días a la semana”, señaló.
Robles indicó que proveedores de insumos necesarios para el procedimiento de hemodiálisis se retrasaron en la entrega de los mismos y eso afectó en los horarios de las sesiones del tratamiento.
Por medio de un comunicado de prensa, el IMSS fijó su postura respecto a la situación que se presentó en el Hospital 2, la cual, tanto personal como derechohabientes denunciaron públicamente y que obligó a moverse a los referidos dirigentes.
“Nuestro compromiso es con nuestros trabajadores y nuestra derechohabiencia en la entidad, que es a la que nos debemos, con un actuar de respeto y una visión social, con gran responsabilidad”, manifestó Zamudio González en el boletín emitido ayer por el Seguro Social.
Con el fin de conocer la versión de los directivos del hospital dos del IMSS, este medio trató de contactar a la doctora Edith de León, responsable del área de hemodiálisis, pero el acceso al inmueble nos fue negado por el personal de seguridad.
Fotos visita funcionarios al IMSS: cortesía Raúl Robles