Redacción
«Renovemos nuestra esperanza y nuestra confianza en los demás, incluso en quienes son diferentes a nosotros o vienen de tierras lejanas, trayendo costumbres, formas de vida e ideas desconocidas. Porque todos somos hijos de Dios», fueron las últimas palabras que dejó en su última aparición este Domingo de Resurreción como parte del tradicional mensaje de Pascua.
El postrer mensaje de Francisc I lo leyó un clérigo asistente desde el balcón de la Basílica de San Pedro mientras él observaba. Menos de 24 horas después, el Vaticano anunciaba su fallecimiento:
«A las 7:35 de esta mañana (hora local), el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de su Iglesia».
La Santa Sede ha informado de que su intención es trasladar el cuerpo del Pontífice el miércoles a la Basílica de San Pedro para el último saludo de los fieles.
Muchos de ellos se han acercado ya este lunes a la plaza vaticana mientras líderes internacionales y políticos de todo el espectro ideológico muestran su conmoción por la muerte del Pontífice, del que destacan su compromiso con los inmigrantes y los más vulnerables y su condena de las guerras que asolan el mundo o los riesgos del cambio climático.
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