Mañosa puñalada de Efraín Juárez elimina a Bravos de Juárez
MÁQUINA DEPORTIVA
EDITORIAL
Sergio Arturo Duarte Méndez
‘Por mi raza hablará el espíritu’, es el lema de la UNAM, la máxima casa de estudios de nuestro país, fundada en 1910, forjadora de incontables generaciones de notables profesionistas en todas las áreas del conocimiento y de cuyas aulas egresaron los tres mexicanos ganadores del Premio Nobel: Octavio Paz, Alfonso García Robles y José Mario Molina Henríquez.
La grandeza de una historia y un prestigio académico ganados a pulso, logrados con el correr de los años, con mucho trabajo y esfuerzo, así como el enorme significado de su lema que engloba e incluye valores y principios fundamentales en la formación de productivos y valiosos seres humanos recibieron esta tarde, en el Estadio Olímpico Benito Juárez, una trapera y corriente puñalada.
El legado y gloria deportiva dejados por jugadores de la talla de Hugo Sánchez, ‘Cabinho’, Enrique Borja, Manuel Negrete, Alberto García Aspe, Osvaldo Castro ‘Pata Bendita’, Juan José Muñante, Miguel Mejía Barón, entre muchos otros, igualmente resultaron lastimados.
Irónica e increíblemente, la puñalada vino de parte de Efraín Juárez, un ex futbolista del conjunto azul y oro, quien indudablemente conoce a la perfección las entrañas y la filosofía de la UNAM, que si bien no administra, ni financia a los Pumas, -lo hace un patronato-, sí es propietaria del equipo que la representa.
Fue en el conjunto felino en el que Juárez -campeón mundial Sub-17 en ‘Perú 2005’- debutó en Primera División en 2008, en el que antes de cada juego cantó en Ciudad Universitaria en repetidas ocasiones el himno de la Universidad Nacional, con el que levantó la copa en 2009 y, el cual, lo proyectó al futbol europeo.
Encandilado y cegado por el éxito individual obtenido recientemente en el futbol colombiano, hoy, el director técnico de Pumas UNAM, echó en saco roto, olvidó y traicionó los ideales y las convicciones de la institución educativa.
Uno de ellos, el respeto a las normas y a las reglas del juego.
Renuente a disputar el partido de play in contra Bravos FC Juárez dada la tormenta de arena que se registró en la ciudad, Juárez Valdez fue el protagonista de un felino ‘papelón’.
Tras la negativa inicial a jugar un partido programado a las 17:00 horas, después de una serie de inútiles alegatas, de diálogo con el directivo Álvaro Navarro y, tras la determinación de la Liga MX que el encuentro se jugaría a las 18:00 horas, Juárez recurrió a la marrullería y al juego sucio.
De acuerdo con la información dada a conocer por Álvaro López Sordo, reportero de cancha de TV Azteca, en la transmisión en vivo del juego, los dos equipos saldrían a calentar y ya no regresarían a los vestidores a cambiarse la playera, para no perder más tiempo.
Bravos FC Juárez respetó la orden e incluso sus jugadores entraron a la cancha con el uniforme de juego, listos para la acción, tras un segundo calentamiento.
En tanto, los Pumas hicieron todo lo contrario, volvieron al vestidor, se cambiaron y ante la falta de autoridad de los comisarios y árbitro central, retrasaron el inicio del juego hasta las 18:14 horas.
Con su actitud prepotente e irrespetuosa, Juárez, quien hizo lo que le dio su gana, se llevó entre las patas y evidenció a la Liga MX, organización que se jacta de estar entre las mejores del mundo.
En realidad, es un circuito carente de firmeza, de capacidad de organización, un producto de baja calidad que hoy vivió un caricaturesco y ridículo episodio.
Las mañas de Juárez no terminaron ahí, sino continuaron durante el juego con la complicidad del blandengue árbitro central Víctor Cáceres, quien permitió que el delantero Guillermo Martínez se tomara todo el tiempo del mundo para abandonar la cancha tras ser expulsado.
Igualmente toleró que el portero Alex Padilla fingiera estar lesionado y quemara mucho tiempo antes de cada despeje, hasta que se acordó que traía tarjetas amarillas y lo amonestó.
Practicante del ‘cancherismo’ sudamericano tan mal visto en el futbol mexicano, Juárez manchó la pelota y con hechos dejó bien claro que el slogan de la Liga MX: Juega Limpio Siente Tu Liga no es más que una hueca y utópica frase que suena muy bonito pero que dista mucho de ser llevada a la práctica.
A diferencia de estos Pumas, en el invierno de 1992, la escuadra universitaria que tenía en sus filas a Jorge Campos, Luis García, Claudio Suárez, Juan Carlos Vera, entre otros jugadores, viajó a esta frontera para enfrentar a las Cobras de Ciudad Juárez.
Debido a las condiciones climatológicas, el avión no pudo aterrizar aquí, el equipo a cargo de Ricardo ‘Tuca’ Ferreti viajó hasta Chihuahua, llegó a esta ciudad por vía terrestre y sin chistar, se presentó a tiempo al juego disputado bajo la nieve que terminó empatado.
Este domingo, al final de un juego definido desde los once pasos, los Pumas de la UNAM resultaron triunfantes, sellaron su boleto a la Liguilla y eliminaron a los Bravos FC Juárez con global de tres goles por dos.
Por encima del triunfo, en un encuentro que finalizó con empujones entre los integrantes de ambos equipos, los Pumas mancharon la imagen de la UNAM, de la prestigiada institución educativa a la cual representan, de las mejores en América Latina, si no es que la mejor.
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