Javier Kuramura
• Álvaro Sánchez Otelo le dio vida al emblema de la empresa petrolera, recién nacionalizada por el presidente Lázaro Cárdenas
• Lucía su peculiar vestimenta en la Ciudad de México en las décadas de los 70’s y 80’s y falleció en 1990 en la pobreza
En una época en que la actividad petrolera estaba en su apogeo, entre 1950 y 1960 y brillaban con luz propia las estaciones de gasolina con productos solo de Pemex en las ciudades y poblaciones de México, y a qué precios: “Mexolina” a 45 centavos y la “Súper Mexolina”, a 55 centavos, surgió la figura de un personaje que se hizo emblema en sus productos, el Charrito Pemex.
Este personaje de la empresa paraestatal se hizo famoso luego de la expropiación petrolera en 1938, concretada por el presidente Lázaro Cárdenas
Este evento provocó la creación de Pemex y tiempo después se colocó en la marca el dibujo de un charro con las piernas arqueadas, particularmente en uno de los productos estrella de la época: el queroseno.
La gente lo comenzó a llamar Charrito Pemex y tiempo después, en eventos de la marca y en estaciones de carga de gasolina, era común vislumbrar a un hombre real de baja estatura y enfundado en un traje de charro, como el dibujo, haciendo promoción a los productos. Su nombre era Álvaro Sánchez Otelo.
Cuando se veía a alguien adoptar la postura de las piernas arqueadas, con problema de raquitismo, provocaba el surgimiento de la frase que hizo moda durante aquella época: “pareces Charrito Pemex”.
Cuentan que Alvaro fue un trabajador de la refinería de Salamanca, Guanajuato de donde era oriundo; era de baja estatura, además de patizambo, y vestía un traje de charro color verde, con el nombre de Pemex grabado en el saco.
Era común verlo por la avenida Juárez y otras arterias de la Ciudad de México allá por los 70s y hasta finales de los 80 del siglo pasado, cuando repentinamente desapareció de las calles, por lo que se presume que habría fallecido entre el ocaso de esa última década y los noventa.
Para las nuevas generaciones tal vez no represente mucho, pero ahora saben que el “charrito” fue la imagen que identificó a Petróleos Mexicanos desde 1938 hasta 1976, cuando fue sustituido por un caracol estilizado y posteriormente por la representación de una cabeza de águila.
El “Charrito Pemex” promocionaba el petróleo diáfano o queroseno, que se obtiene después de la gasolina y antes del gasóleo, el cual tenía un costo de 15 centavos el litro y era útil para las lámparas que sustituyeron a los quinqués y para las estufas que se vendían a 25 pesos entre 1940 y 1950.
Esa substancia, que se producía en las refinerías de Ciudad Madero y Poza Rica, entre otras, se utilizaba además para limpiar pisos de madera y matar piojos, como lo recordarán quienes vivieron en aquellos ayeres.
En algunas regiones recónditas aún perduran imágenes del Charrito Pemex, conservándose como vestigio de aquella etapa que dio grandeza a campos productores que hoy prácticamente están en el olvido.
La última vez que se vio una imagen del Charrito Pemex fue en 1987 donde se le ve con su vestimenta de color verde y mostrando el nombre de la paraestatal en el pecho.
No estuvo claro si sirvió como sujeto para el dibujo o simplemente aprovechó su parecido con el dibujo para ofrecerse como un símbolo de Pemex. Su mitificación, sin embargo, no precisa si tenía un sueldo fijo, pero se cree que recibía pagos cada vez que realizaba alguna presentación.
Finalmente, el hombre que personificó a dicha figura falleció en 1990 en la absoluta pobreza.
Fuente: Vox Populi de La Huaxteca
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