EL PROFESOR ANTONIO BECERRA Por: Javier Meléndez Cardona
Con motivo de una tarea escolar, un grupo de jóvenes me entrevistaron en la sala de mi casa.
—¿A quién considera usted el exponente de la izquierda en Chihuahua?
— Al Profesor Antonio Becerra Gaytán—.
—¿Por qué?
Por su amplia trayectoria en la formación de muchas generaciones de jóvenes, por su lucha por la justicia social, sus lecciones y disertaciones innovadoras a la luz de la ideología.
E hice una pausa en mi retórica, me vino a la memoria un recuerdo que quise compartirles.
—También, porque de él obtuve una lección de humildad, que jamás olvidé—. Me puse de pie y les conté la anécdota.
Siendo yo muy joven, en 1995, con un grupo de compañeros integramos una planilla para buscar la dirigencia estatal del PRD y me inscribí como candidato a Presidente.
En mi osadía, le propuse al Profe Becerra, que sí me permitía registrarlo en mi planilla como Secretario General, que era el segundo puesto a bordo.
Estaba seguro que lo rechazaría.
¿Cómo un personaje como él, que ya había sido diputado federal, local, candidato a Gobernador y precandidato a la Presidencia de la República; además había sido preso político en los aciagos tiempos del autoritarismo, cómo iba a ser compañero de fórmula de un jovenzuelo como yo y menos en el segundo lugar?
Pero mi sorpresa fue tal, que nunca la olvidé.
Recordé su respuesta como si la llevara tatuada en el alma.
—Donde usted crea que le puedo servir, mi querido Lenin—.
Así me respondió el militante de izquierda, con la amabilidad que siempre tuvo y la humildad de acompañarme en la fórmula como tal.
Viajamos por todo el estado y en esas horas de conversación llené mis alforjas de enseñanzas.
El profe Becerra es referencia política de la talla de Heberto Castillo, Valentín Campa, Luis H. Álvarez y de muchos otros luchadores de las causas democráticas del país.
Coincido con Humberto Villagrán, quién lo describió con motivo de un homenaje que se le hizo en Chihuahua.
—El Profe Becerra, es un árbol, como un pino: alto y recto; como un roble: fuerte y resistente; como un álamo: frondoso, lleno de nidos y follaje; como un chabacano: generoso a más no poder, con muchos frutos—.
Los muchachos tomaron sus notas y se fueron. Yo me quedé en la sala, repasando lo que les había compartido.
Cuantas veces me han preguntado, reitero mi admiración y respeto por el Profe Becerra; también mi agradecimiento por esa lección de política que me dió, la de ser humildes.
Siempre presente, mi Profe Becerra.