Por David Vásquez Soto
Colaborador de ID Noticias. Originario de Nicolás Bravo, Canatlán, Durango. Ingeniero Agrónomo por la Universidad Autónoma de Chapingo. Maestro y Doctor en Ciencias Agrícolas por el Programa Hidrociencias del Colegio de Postgraduados. Ha publicado los libros “Chapingo de mis Amores”, “Recuerdos de Canatlán” y “Nicolás Bravo de mis Amores”. También es bohemio de afición e integrante del grupo musical Los Andariegos Laguneros y se le puede ver deambulando en el desolado oriente de Torreón
Dedicado a nuestros colegas y a nuestros padres que por alguna razón han tenido que emigrar en busca del sustento. Mis respetos para todos ellos. Especialmente para mi padre en su aniversario luctuoso.
NUESTROS MIGRANTES
De México habían salido
Hasta Tijuana llegaron
Por no traer sus papeles
De alambrados se pasaron
Marco Antonio Solís
Su mirada reflejaba tristeza, quizás por los recuerdos pasados. De una vieja botella, tomaba tragos de alcohol farmacéutico mezclado con una bebida de cola…
-¿Quere un trago de amarrada ingeniero?
Las personas se arremolinaban alrededor de una mesa que fungía como escritorio en la placita de la comunidad, donde hombres extraños atendían a los desesperados ancianos, que acudían acompañados de sus familiares más jóvenes, hijos, nietos, sobrinos o vecinos y amigos.
-Se me hace que esos perjumaos nomás no van a arreglar nada y queren nuestros papeles pa hacer trampa en las próximas elecciones, queren la credencial pa votar y no sé qué más. Aahhh y algún papel que compruebe que anduvimos de braceros en los yunaites. Quesque los gringos les dieron lo que orramos todo ese tiempo al viejo cachetón de Ávila Camacho y al pajarito Miguel Alemán, el gobierno mexicano nos lo guardo tantos años que ya se convirtió en un titipuchal de dinero pa cada uno de nosotros, el que no podemos gastar en los pocos años que nos queda de vida…
-Pero tómele a la amarrada ingeniero, no me deje morir solo.
-Señores por favor, en orden, fórmense en una sola fila y traigan a la mano sus papeles. Orden por favor, así en bola no los podemos atender como se merecen!!!
-Mmm ¿Y qué tal que los mandó el orejón nomas pa tantearnos? A lo mejor quere saber cuántos de éstos viejos tamos vivos, pa calcular con cuantos dólares se puede quedar, de aquellos que ganamos con el sudor de nuestra frente en los crueles campos de cultivo de los gabachos.
-Porque allá si hay que trabajar de veras y duro, nada de flojear, llegar tarde o faltar, porque luego, luego lo castigan a uno.
-Que mal hacen ora el alcohol del 90 ingeniero, nomás pruébelo, ya no raspa nada.
-Clarito dijeron en el radio hija, me acuerdo bien, en Ecos Norteños, después del anuncio de Mueblerilla la Escondida, esa del pesito de enganche.
-Ahhh yo no lo creo apá. ¿A poco les van a dar esos dólares después de tanto tiempo? Ni que jueran tan güenas gentes!!!
-Sííí, sí dijeron que nos juéramos apuntando, que iban a venir hasta acá, hasta el pueblo a recoger nuestros papeles, me acuerdo bien, porque estaba oyendo la polka de “una mosca parada en la pared” con los Montañeses del Álamo. Que, que bien tocan esos señores.
-Señores, señoras… jóvenes, díganle a sus papas o tíos que solo es para los que fueron de braceros a Estados Unidos, no es para todo el pueblo, tienen que traer sus documentos, especialmente los que comprueban su estancia allá…
-Oiga señor, mi apá no sabe firmar. ¿Se puede con la huella?
-No ingeniero, yo de tarugo me formo.
Mientras le daba un trago a la bebida, que intercalaba con fumadas a un maltratado cigarrillo, de aquéllos más baratos, Los Faros, los que chupaban los que se iban a morir fusilados en la época de la revolución, perdía la mirada en el horizonte, quizás recordaba esa madrugada a la orilla del Río Bravo, dónde un joven moreno, ataviado con blanca bata, después de conducir unos minutos desde el hospital, lo dejó en muy mal estado en aquel paraje Texano.
-No me deje aquí doctor, no me deje. ¿No ve que no puedo ni levantarme?
-Es todo lo que puedo hacer por ti, dijo con marcado acento cubano.
-Al traerte corro mucho riesgo chico, pero lo hago porque yo te hice el análisis de sangre y no traías alcohol en las venas, pero de todos modos te echaron toda la culpa.
Una lágrima rebelde escurrió por aquella mejilla, empujada por el recuerdo, con dificultad resbaló cuesta abajo por la áspera piel, curtida con el mismo sol de siempre, el Quinto Sol, pero en diferentes latitudes, en la pizca del algodón en la comarca lagunera, en los campos de hortalizas de las costas de Sonora y Sinaloa, así como en las huertas citrícolas de Florida y los campos algodoneros de Texas.
-Güeno ingeniero, usté también es migrante, me acuerdo que de muchacho se fue a estudiar al Valle de México. Ahh que impresión tan juerte ha de ver sido llegar a esa gran urbe de cemento, la jungla de asfalto que es la Ciudá de México.
-Si pa usté jue difícil adaptarse a la comida, la música y la gente de allá, se imagina como sería pa nosotros en otro país, con otra lengua, otra gente, sin donde llegar, sin comida y además en la ilegalidad, con temor a las autoridades de todo tipo.
Aspirando fuertemente el humo del cigarrillo, de los faros sin filtro, los cigarrillos del pueblo, haciendo un esfuerzo para proseguir la charla, con dificultad dijo:
-Sí, no se imagina el borlote pa pasar al otro lado, las caminatas en el cerro en la noche, en el desierto lleno de espinas, arañas, víboras…con el miedo de que nos agarre la Migra. Oiga usté, con ganas de rajarnos y devolvernos, pero, pa ónde si acá no llovió y las milpas taban muy tristes, nuestros maíces tan secos que parecían cebollas. Así que no hubo más que dejar a la familia encargada con mi suegro y agarrar pal norte.
Iban rodeando veredas
Como lo habían acordado
Era de noche y por eso
La vigilancia burlaron
-Tuve tan mala suerte, que a media noche, llegó una camioneta con encapuchaos, disparando pa llevarse unas muchachas de San Luis Potosí, a los que quisieron desfenderlas y de inmediato los mataron. Tuvimos que correr, estaba tan asustao que me perdí, al amanecer no supe pa ónde jaló el resto del grupo. Taba temeroso en medio del monte, que hasta le di gracias a la virgencita cuando de entre los mezquites salió un migra, muy uniformao y toda la cosa…
-¿A dónde ir mecsicanou…?
-Me rindo, me rindo, señor general, nomás iba ahí más pa adelante, pero ya mejor me quiero ir a mi casa!!!
-Mmmm, no te asustes paisano, mis papás también son de allá, se ve que eres gente de trabajo y no vienes a vender droga ni eres una amenaza para los Estados Unidos. Mira, sigue derecho unas cinco millas y vas a encontrar el rancho de míster Smith, le dices que vas de mi parte y te van a dar trabajo. Me dio una botella de agua y se fue. Viera que güena gente.
Levantó la mirada, volvió a ver el grupo que seguía rodeando la mesa.
-Trabajé muy duro, me gané la confianza de míster Smith y su familia, pero ya ve que no falta. A un capataz gringo le caí muy gordo, porque él era muy flojo, borracho y pendenciero, yo en ése entonces no tomaba.
-Como míster Smith me tenía mucha confianza, me había dado la orden de llevar al pueblo los sábados en una camioneta a los trabajadores, a comprar cosas y a divertirse un rato. Mientras ellos hacían sus cosas, yo me metí al cine a ver a Marlyn Monro. Cuando salí, con desesperación vi que no estaba la camioneta, creí que se la habían robado…no sabía ni qué hacer, cundo de repente la vi venir con los trabajadores, y al volante bien borracho el capataz.
-Heyyy yu, puerco mecsicanou, súbete tú también, ¿o crees que no te voy a esperar?
-No esperó a que me acabara de subir, cuando arrancó totalmente juera de control. En la primera curva chocó contra un árbol y saltamos todos heridos; todo se oscureció, ya no supe de mí hasta que desperté muy golpiao en el hospital.
-Por eso nunca he güelto a los yunaites, ni me voy a formar en esa fila, no le vayan a decir éstos perjumaos a Clinton que acá ando y vengan por mí pa llevarme a la mentada silla elétrica!!!
-Pero tómele a la amarrada ingeniero, porque ya se está acabando, que mal hacen ora el alcohol!!!
Le dio la última fumada a aquel cigarro barato, de los Faros, de los que chupaban los que se iban a morir…
Cuando me acuerdo hasta lloro
Aunque la jaula sea de oro
No deja de ser prisión…