Por Horacio Nájera
Otra vez, de una manera más que burda, la directiva de Tigres se deshace de uno de sus entrenadores. Horas antes de que arrancara la pretemporada en Tigres Femenil, diversos medios de Monterrey dieron a conocer casi al unísono la inminente salida de Milagros Martínez como entrenadora de las amazonas.
Sin demeritar el trabajo periodístico de la prensa deportiva regia, la experiencia profesional y en especial los antecedentes de la actual directiva de los felinos me llevan a considerar que el inminente cese de Martínez fue convenientemente filtrado por alguien de las oficinas. ¿Con que motivo? Solo ellos lo saben, pero haya sido como haya sido, deja todavía más mal parada a la que se dice una de las organizaciones más poderosas del futbol mexicano.
¿Era necesario despedir con esa “tenebra” a Milagros Martínez, quien en tres temporadas le dio a las amazonas una liga, dos campeonas de campeonas de campeonas, la clasificación a las semifinales de la copa de campeonas de la Concacaf y un subcampeonato?
Para el aficionado tigre, la respuesta es un contundente si, por el estilo de juego que la española desarrolló con el equipo, en el que la entrenadora se casó con su idea y, para la mayoría, desaprovechó el potencial a la delantera de Jennifer Hermoso, privilegió la participación de pocas jugadoras e inexplicablemente casi no utilizó al refuerzo que ella se trajo de Bravas e Ciudad Juárez, Andrea “La Chata” Hernández, además de prácticamente “congelar” a Tatiana Flores, quien a pesar de sus llamados a selección menor es más conocida por estrenar uniformes de Tigres que por su desempeño con las amazonas.
Otro de los “pecados” de Milagros fue, además del manejo de jugadoras, la falta de contundencia del equipo, que en honor a la verdad, dejó muy mal acostumbrados a sus aficionados en temporadas pasadas en las que Tigres ganaba, gustaba y sobre todo goleaba. Con Milagros, los marcadores en general fueron mínimos y solo en pocas ocasiones y ante los equipos más desatendidos de la liga se arrasó en el marcador.
Aquí vale la pena entender que de apoco, y con lo que les alcanza, una buena parte de los clubes femeniles se han reforzado con una o varias jugadoras que han elevado, con mucho o con reducido alcance, el nivel de competencia; además de que los planteamientos tácticos de Milagros fueron muy predecibles y eso les alcanzó a varios para frenar en lo posible a las goleadoras de las felinas.
Pero el pecado más grande de la hoy exentrenadora de Tigres, al menos desde la tribuna, desde las mesas de análisis y posiblemente desde las oficinas, lo cometió al dejar ir la final contra las Rayadas, y de fea manera.
De esos pecados, el subcampeonato es el pecado capital para el español Pedro Martínez Losa. El curriculum lo tiene, habrá que ver si se le hace el milagro, y si la directiva se lo permite.
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