Juan Rulfo, uno de los escritores más grandes con una obra mínima, en número de páginas que no en profundidad, resulta que también fue un enorme fotógrafo, que recorrió las tierras de su México natal y encontró la inspiración mortal y amorosa bajo el ardiente sol que nos quema en Pedro Páramo, la obra que dejó a Gabriel García Márquez una noche entera sin dormir.
No son recuerdos, dijo Pedro Páramo. Solo son imágenes. No conservo en la memoria sino llamaradas que se han quedado asentadas como cimientos, como granos de arena, que solamente se remueven cuando se nos voltea nuestro destino.
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