Esta escultura hiperrealista refleja la soledad y el abandono que muchas personas mayores experimentan en su vejez.
La figura, sentada en un banco en el Paseo del Arenal de Bilbao, busca visibilizar este problema social y despertar empatía y reflexión en quienes la observan. Fue creada por el artista mexicano Rubén Orozco, reconocido por su habilidad en el realismo escultórico para abordar temas sociales complejos.