Hace 201 años, un cachalote gigante se defendió e inspiró una de las mejores obras literarias de los Estados Unidos. Fue el 20 de noviembre de 1820, a 3700 km al oeste de la costa de Antofagasta, cuando un enorme cachalote blanco atacó al barco ballenero estadounidense, Essex, destruyéndolo por completo y volviendo posteriormente a las profundidades del mar.
El Essex navegaba en el Pacífico Sur, en busca del valiosísimo aceite de ballena, comandado por el Capitán George Pollard Jr. Según los relatos, el ataque de la ballena fue deliberado, ya que el cetaceo cargó contra el barco, rompiendo finalmente su proa, y nadando alrededor, mientras que la nave rápidamente hacía agua. Unos 21 tripulantes lograron subir a los botes salvavidas, sólo para sufrir más pruebas durante sus más de tres meses perdidos en el mar. Con varios de ellos muriendo de enfermedades e inanición, y dándose incluso casos de canibalismo, sólo ocho sobrevivieron.
Unos treinta años después, el escritor Herman Melville, tras escuchar la historia y reunirse con el capitán del Essex, se inspiró en ella para escribir su novela épica Moby Dick.