Durante más de dos décadas, los alpinistas que ascienden al Monte Everest han pasado junto a «Botas Verdes», el cuerpo de un escalador que falleció cerca de la cumbre en 1996.
Actualmente, la presencia de «Botas Verdes» sirve como un lúgubre hito para los escaladores, indicando su proximidad a la cima.
A pesar de la continua incertidumbre sobre la identidad de «Botas Verdes», sus restos son parte de varios que trágicamente marcan la ruta hacia la cumbre de la montaña más alta y peligrosa del mundo.