Ventana al Exterior
por H.C. Esquivel
OTAN ¿Crece o Desaparece?
Al llegar a su 75 aniversario, la OTAN llega también a un punto de inflexión que cambiará su rostro… Y con él, el rostro del mundo.
En los próximos meses, la organización de defensa militar llegará a un “horizonte de sucesos”, como una moneda lanzada al aire, donde uno de los lados significa su expansión hacia el Indo-Pacífico para rodear a China, y la otra cara representaría su contracción hasta su casi desaparición.
Quiero aclarar que las dos caras de esa hipotética moneda no significan necesariamente los extremos de guerra o paz, pero sí implicarán cambios sustanciales en los conflictos armados en curso, la finalización de unos y el posible inicio de otros más.
Si bien, la OTAN financia, facilita y alarga el conflicto entre Rusia y Ucrania, ahora eleva las apuestas y pone en la mira a China, “El Gigante Asiático”, el país con mil 500 millones de habitantes, potencia económica, comercial y tecnológica que va en un acelerado camino a ser la principal potencia marítima, sí, el país con la mayor flota militar.
En la Cumbre de Washington, del 9 al 11 de junio, los representantes de los 32 países miembros se reunieron con sus pares de la Unión Europea y de cuatro países que rodean a China: Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur.
“Los países miembros discutieron sobre retos de seguridad y cambios para una cooperación más extendida y profunda, frente a la alineación de Rusia, China, Irán y Corea del Norte”, cita un comunicado de la propia alianza atlántica.
En la cumbre, el Secretario General quien desempeña sus últimos días en el cargo, Jens Stoltenberg, destacó que China es un “facilitador clave” en la guerra de Rusia contra Ucrania y es motivo de “profunda preocupación” para la OTAN.
Es decir, la OTAN, que ha acompañado con financiamiento, tropas y equipo militar a Estados Unidos en sus conflictos armados de Iraq, Siria, Yugoslavia, Afganistán y últimamente en Ucrania, afila los cuchillos para ir por China y busca una ampliación hacia el Indo-Pacífico.
Así como Ucrania era la “línea roja” de Rusia, que desató la guerra para evitar que ingresara a la OTAN, así la alianza busca provocar a China en su “línea roja”; Taiwan, una isla con un sistema político diferente que todos los países reconocen como parte de China, pero que recibe armamento y entrenamiento militar de Estados Unidos, así como todo el impulso para que declare su independencia.
La OTAN, nació en abril de 1949 con 12 miembros y el anatema de mantener a Estados Unidos dentro de Europa, a Rusia afuera y a Alemania abajo, es decir, sometida.
La reciente anexión a la OTAN de la ex neutral Finlandia, que tiene una frontera de mil 300 kilómetros con Rusia, elevó la tensión existente al abrir a tropas y armamento de Estados Unidos todas sus bases militares. Adicionalmente, los 32 países miembros acordaron en Washington mantener un apoyo “de largo aliento” a Ucrania con armamento, asistencia militar y una base de 40 mil millones de Euros al año.
El “horizonte de sucesos” depende principalmente de la elección en Estados Unidos, el creador y principal financiador de la OTAN.
El cada vez más próximo a ganar la elección para un segundo mandato, Donald Trump (sí, ya lo sé, hablaremos de su atentado en una próxima entrega) ha anunciado muy claramente que, bajo el esquema de aportaciones actual de los países miembros, la OTAN no existiría y que, para igualar a Estados Unidos, deberían aportar 100 mil millones de dólares.
Estados Unidos aporta 860 mil millones a la OTAN, (aunque el Pentágono no ha hecho públicas posibles aportaciones adicionales), el 68 por ciento del total del 2023, cifra que es más de 10 veces lo que aporta Alemania, el principal contribuyente a la alianza después de Estados Unidos.
Precisamente por el tema financiero, Trump trabaja con sus principales asesores militares un proyecto que pondría a Estados Unidos en “estado de hibernación” en la OTAN. Bajo este plan, EU mantendría el “paraguas nuclear” sobre Europa y sus bases en Alemania, Inglaterra y Turquía, lo mismo que sus fuerzas navales.
Ello significaría que cerraría sus importantes bases militares en Italia, la base más grande en Europa que tiene en Montenegro y la que pretendía ser la base aérea militar más grande del continente europeo, en Rumania, ubicada “a un tiro de piedra” de las fronteras con Ucrania.
La retirada Trumpista de Europa acabaría con el conflicto con Ucrania, pero en aras de incrementar sus recursos militares en un posible conflicto con China.
La influyente revista Foreign Affairs, que recientemente publicó artículos elogiosos sobre la OTAN, debió manejar un texto adicional sobre las intenciones de Trump sobre la alianza, y en un segundo artículo titulado ¿Sobrevivirá la OTAN a un segundo mandato de Donald Trump?, consultó a 44 expertos, de los cuales 29 confían en que la OTAN prevalecerá, siete de ellos están en la línea de en medio y ocho de ellos consideran que la alianza “morirá”.
Entre los elementos que hay que tomar en cuenta están las recientes elecciones europeas, donde los ciudadanos de Europa dieron un rotundo “no” al camino actual de beligerancia otanista que llevan países como Alemania, Francia, Italia e incluso España, eligiendo a los partidos que van contra la guerra en Ucrania, ya fueran de izquierda, derecha o extremos de ambos.
Otro elemento a considerar es la desindustrialización de Europa, encabezada por Alemania, y el entorno de recesión económica que dificulta ahora y lo hará más en el futuro, a incrementar sus aportaciones económicas.
También las dudas de países miembros de la OTAN, como Eslovaquia, Hungría y Turquía, que han tomado posturas en contra de la guerra de Ucrania e incluso “coquetean” con los países BRICS y provocan una grieta que, por lo menos, debilitan la unidad.
La moneda en el aire deja ver claramente ambas caras de los dos futuros de la OTAN, uno donde se expande hacia el Pacífico, otro donde se marchita solitaria en una Europa decadente, pero donde la constante es la mira puesta en China como destino de los esfuerzos militares.