Ventana al Exterior

Por H.C. Esquivel

Trump, OTAN, Europa y la paz

En momentos en que el conflicto bélico en territorio ucraniano parece arrastrar a Europa y a Estados Unidos al inicio de una tercera guerra mundial contra el país que posee más cabezas nucleares activas; mientras la escalada militar avanza hacia ese peligroso borde, existen intenciones en ambos bandos que pretenden empujar en el sentido contrario.

Resultará chocante para la mayoría combinar las ideas “Donald Trump” y “paz” en una misma oración, pero son los analistas militares del equipo del candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, quienes estuvieron con él en el Gobierno y podrían estar en los más altos cargos de un posible segundo mandato, los que han trazado las líneas para pacificar no solo a Rusia y Ucrania, sino imprimir un nuevo rostro a la seguridad europea.

En un reciente artículo de la influyente revista Politico, publicado posterior al primer debate presidencial donde Donald Trump avanzó en las preferencias electorales y sumió al Partido Demócrata en una lucha interna para conseguir o no un relevo en la candidatura, los altos asesores militares señalan que existen planes para detener la guerra.

En distintos mítines de campaña y con su estilo grandielocuente, Donald Trump ha señalado que, de ganar la elección él detendría la guerra en Ucrania en menos de 24 horas, palabras que fueron tomadas por los medios como una habladuría más.

Sin embargo, el plan del equipo de Trump pretende las mayores reformas a la Organización del Tratado del Atlántico Norte que se hayan dado en su historia que está por cumplir 75 años.

El cambio en la OTAN que sería más significativo para la seguridad europea y mundial en caso de una segunda presidencia de Trump sería el renunciar a su expansión hacia el Este, es decir, la Organización Atlántica renunciaría a anexar a Ucrania y a Georgia.

Además existe el compromiso de negociar con el Presidente ruso, Vladimir Putin, sobre qué tanto territorio ucraniano podrá retener tras el conflicto.

Y ese es el quid del conflicto. Desde los años 90 científicos nucleares y expertos geopolíticos estadounidenses advirtieron al entonces presidente Bill Clinton que expandir la OTAN hacia las fronteras de Rusia era un error estratégico cuyo destino, tarde o temprano, sería la guerra… una guerra contra una potencia nuclear.

Dos meses después de iniciada la guerra en Ucrania, en abril del 2022, cuando el ejército ruso estaba a las puertas de Kiev, el Presidente Volodimir Zelenski aceptó negociar con Putin. En aquel momento se trazó un documento que ha sido difundido por medios estadounidenses, incluso por la revista Foreign Affairs, perteneciente al Departamento de Estado, donde Ucrania conservaba su integridad territorial, solo se le pedía cesar los ataques militares a la población rusa del Dombás como lo hacía desde el 2014, reducir el tamaño de su Ejército y renunciar a sus intenciones de unirse a la OTAN.

Aquel acuerdo de paz, firmado incluso por el equipo ucraniano, fue boicoteado por el Primer Ministro de Inglaterra, Boris Johnson, quien en una visita relámpago a Kiev obligó a Zelenski a pelear “hasta el último ucraniano”, lo que dio paso a las etapas más sangrientas del conflicto que han cobrado la vida de cientos de miles de soldados rusos, ucranianos y contratistas militares de otros muchos países.

La intención de debilitar a Rusia con sanciones económicas y una guerra ucraniana impulsada con el material bélico, asesoría militar y cientos de miles de millones de dólares de los países de la OTAN no funcionó y parece haber llegado el momento de aceptarlo.

En el entorno de la fracasada Cumbre de Paz para Ucrania, donde Rusia no fue invitada y muchos de los los países asistentes se negaron a firmar el acuerdo final, el Presidente ruso Vladimir Putin lanzó su propuesta de paz.

La guerra terminaría si Ucrania aceptaba retirar su ejército de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, así como de las provincias de Zaporiyia y Jersón, además de mantener su neutralidad con respecto de la OTAN.

El 28 de junio, durante una conferencia ante el Consejo de Relaciones Exteriores, (Council for Foreign Affairs), un tanque de pensamiento financiado por el gobierno estadounidense, el Secretario de Estado, Anthony Blinken, definió como “éxito” en el conflicto bélico, que Ucrania haya conservado su capital. Eso podría ser también una señal de un conflicto menguante.

El Primer Ministro de Hungría, Viktor Orbán, considerado de derecha, ultraconservador y definido como “El Trump” europeo, también empuja en ese sentido.

Al asumir el 1 de julio la Presidencia del Consejo Europeo, la cual ostentará por seis meses, su primer movimiento fue visitar Kiev y plantearle al Presidente Zelenski un alto al fuego y comenzar a hablar de paz.

Su siguiente visita fue a Rusia, y aunque la Unión Europea dijo que Orban no los representa, en los hechos, son acercamientos necesarios para una paz urgente.

Los cambios políticos en Estados Unidos tendrán una influencia en el futuro del mundo y, al tomar en cuenta que la guerra es un instrumento de la política, dependerá de quién asuma el mando para definir desde Washington las acciones a tomar.

Comentarios

comentarios

Redaccion 01:
Related Post