Por: La Redacción.
Chihuahua, Chih., a 29 de junio del 2022.- Ante el asesinato de los jesuitas Javier Campos, Joaquín Mora y del guía de turistas Pedro Palma Gutiérrez, se devela lo que la Red para la Defensa de Territorios Indígenas (REDETI) ha expuesto en múltiples ocasiones: el crimen organizado es solo una de las aristas de la violencia en la Sierra Tarahumara, ya que en el trabajo por la defensa del territorio, las organizaciones que conforman la REDETI: Alianza Sierra Madre A.C., Awé Tibúame A.C., el Centro de Capacitación y Defensa de los Derechos Humanos e Indígenas A.C. y Consultoría Técnica Comunitaria A.C.; han evidenciado, en múltiples ocasiones, el entramado de violaciones a los derechos humanos que, entre muchas causas, trae como consecuencia el despojo de territorios pertenecientes a los pueblos indígenas.
Si bien la narcoviolencia es la que deja más estragos y repercusiones a largo plazo en la vida de los pueblos indígenas, ésta es sólo una de las causas asociadas al despojo de territorios, como también lo son los megaproyectos, la minería, la explotación forestal y los proyectos turísticos, el injusto reparto agrario que se hizo favoreciendo a personas ajenas a las comunidades indígenas, así como la sobreposición de linderos de los ejidos y comunidades agrarias en los territorios ancestrales de las comunidades ralámuli, ódami, warijó y o’oba, habitantes del estado de Chihuahua mucho antes de la colonización.
Algunos de estos temas fueron discutidos el pasado 12 y 13 de junio en el encuentro organizado por REDETI, en Coloradas de la Virgen, Guadalupe y Calvo, con el objetivo de intercambiar experiencias sobre la defensa del territorio y los recursos naturales.
Las injusticias del reparto agrario también derivan de particulares que titulan a su nombre las tierras que son parte del territorio comunitario indígena, recordemos que tierras y territorio son conceptos distintos, éste último se refiere a una posesión colectiva de las comunidades indígenas que incluye los espacios tradicionales para realizar las asambleas, fiestas, danzas, rituales, pastorear animales, recolectar plantas para practicar la medicina tradicional, alimentarse y elaborar artesanías, entre otros usos.
En el estado de Chihuahua, la narcoviolencia ha desplazado de manera forzada a comunidades enteras, ya sea porque ocupan sus tierras para sembrar enervantes o porque caciques mestizos utilizan sicarios para despojar a las comunidades indígenas de su territorio. Como por ejemplo el caso de la comunidad ralámuli de Coloradas de la Vírgen, la cual como muchas otras ha sufrido amenazas, hostigamiento, despojo de sus bienes materiales, ataques a mano armada, incendios de sus propiedades, asesinatos de quienes se atreven a alzar la voz. Sin embargo, las personas continúan defendiéndose y en resistencia, algunas incluso se refugian en cuevas o lugares aledaños donde puedan resguardarse mientras pasa el peligro, resistiéndose a dejar su hogar.
El encuentro contó con la presencia de personas desplazadas que tuvieron oportunidad de visitar por un par de días su comunidad, ya que se vieron forzadas a salir de su hogar solo con lo que llevaban puesto, ante el peligro inminente de perder la vida. Para estas personas fue muy triste volver y ver su casa quemada, en tapias, lo que alguna vez fue su lugar seguro y feliz.
Las personas asistentes al Encuentro en Coloradas de la Virgen, valoramos y apreciamos la defensa que la comunidad ha hecho de su bosque ya que esto se traduce en una vastedad de pinos, recursos naturales y sobre todo agua. Las comunidades indígenas han sufrido la pérdida de la vida de sus propios integrantes a causa de la defensa del bosque, porque sin bosque no hay agua y sin agua no hay vida, los animales se van, las plantas se secan y esto trae como consecuencia la degradación de la vida comunitaria.
Los megaproyectos y la minería también provocan desplazamiento forzado y acaban con los recursos naturales de una manera desmedida a través de la violación a los derechos humanos, particularmente los derechos indígenas, principalmente le derecho a la consulta.
Aunado a la ausencia de los gobiernos, la falta de atención a los problemas estructurales que permiten que cualquier interés económico despoje a habitantes de las comunidades indígenas de sus tierras y territorios, las aristas descritas anteriormente posibilitan que la violencia permanezca en la zona.
Las organizaciones y comunidades que integramos la REDETI, una vez más, pudimos constatar la tragedia que se repite en una y otra zona de la Sierra Tarahumara. El camino de terracería es hostil, develó peligro y muerte mientras lo recorrimos, al llegar encontramos el sufrimiento descrito desde sus propios habitantes, la soledad y desolación en lugares que fueron creadores de vida comunitaria y personas que siguen resistiendo para no perder lo que dejaron sus antepasados.
Las comunidades indígenas que son acompañadas por las organizaciones que conforman la REDETI, tuvieron la oportunidad de escuchar la experiencia de la comunidad purépecha de Cherán, a través de la voz del profesor Ignacio Velázquez Velázquez, quien compartió situaciones similares a las expresadas en el encuentro, ya que su comunidad ha sufrido la tala inmoderada a causa de particulares que se aliaron con el crimen organizado para talar árboles y sembrar aguacate para su comercialización.
Una de las recomendaciones del Profesor Ignacio Velázquez, y que fue tomada como acuerdo por la asamblea del Encuentro en Coloradas de la Vírgen, fue incorporar a las y los jóvenes en la lucha por la defensa del territorio, ya que, hacerlo tanto por la vía legal como por la comunitaria implica años de trabajo (algunas comunidades llevan en la defensa de 15 a 30 años), además es relevante pasar los aprendizajes adquiridos por la experiencia de generación en generación.
Otro de los aprendizajes adquiridos en el encuentro fue continuar valorando el trabajo en red, ya que ante el riesgo que se corre es importante mantenerse en unidad, ya que las luchas de El Mochomo en Guazapares, las de Mogótavo, Huitosachi, Bacajípare, Repechique y Bawinocachi en Bocoyna y Urique, son las mismas que las de Choréachi, Coloradas de la Virgen, Mesa Colorada, Cordón de la Cruz y el Tepozán, en Guadalupe y Calvo. A pesar de la distancia, las violaciones a los derechos humanos e indígenas tienen muchas aristas y es importante defenderse desde diversos frentes.
La defensa del territorio trae consigo múltiples beneficios para quienes habitan la Sierra Tarahumara, a pesar del sufrimiento, en el bosque se preserva el legado de las vidas perdidas, en la incontable cantidad de pinos, en el caudal del agua, la diversidad de animales y la bastedad de plantas comestibles y medicinales, que reflejan la riqueza con la que cuenta la Sierra Tarahumara y es defendida por las comunidades indígenas con tanto recelo.
Una petición especial del owirúame de Coloradas de la Virgen fue: no se vayan, nos vamos a quedar muy tristes cuando se hayan ido, y con ello, un ritual de agradecimiento donde se compartió pinole y la palabra de las autoridades comunitarias, nos hicieron darnos cuenta de que la unidad es la mejor compañera en este viaje arduo en defensa del bosque, el territorio y la dignidad.