La volatilidad actual del peso frente al dólar se debe fundamentalmente a tres factores de carácter internacional: la recuperación de la economía estadounidense, la elevación de las tasas de interés de la Reserva Federal de EU y, en menor medida, la renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), explicó Armando Sánchez, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
El fortalecimiento del dólar a nivel internacional está generando esa volatilidad cambiaria, no sólo en México, sino en prácticamente todo el mundo, principalmente en América Latina, como es el caso de Argentina.
Se debe atribuir a fundamentos económicos: la economía norteamericana se está recuperando; su moneda se fortalece y la de nuestro país se deprecia. Esto tiene más que ver con variables económicas internacionales que con razones políticas locales, enfatizó Sánchez.
El peso mexicano prácticamente ha borrado todas las ganancias conseguidas frente al dólar en lo que va de 2018. Con el nivel actual de 19.570 pesos por billete verde, apenas registra una ligera apreciación de 0.46 por ciento, equivalente a un avance de 8.95 centavos.
El tipo de cambio peso-dólar desde principios de enero hasta mediados de abril de este año había logrado una revaluación frente a la divisa de la Unión Americana de 8.47 por ciento, lo que implicaba un saldo a favor de 1.67 pesos.
También influye en esta debilidad del peso el incremento de la aversión al riesgo en los mercados financieros mundiales, tras la expectativa de que EU se salga del acuerdo nuclear con Irán, pacto establecido desde la administración de Obama.
Además, la economía interna estadounidense ha retomado su senda de crecimiento desde la administración de Obama, y estos fundamentos económicos más robustos hacen que los capitales fluyan hacia el país vecino, que fortalece su moneda.
Para el especialista universitario esta situación prevalecerá en el mediano plazo: no va a cambiar en poco tiempo. El banco central de EU, o sea, la Reserva Federal, subirá sus tasas de interés como resultado de que ellos temen que se “sobrecaliente” su economía: que crezca más de lo que permite su potencial productivo, y haya inflación.
Asimismo, los precios del petróleo generan que la economía estadounidense se recupere, y eso también pega en el precio del dólar, que depende de las reservas y de las negociaciones entre los grandes productores, remarcó Armando Sánchez.
César Armando Salazar López, también del IIEc, coincidió en que el principal elemento que impacta sobre la volatilidad del tipo de cambio y la depreciación del peso respecto al dólar, es justamente la postura de política monetaria de la Reserva Federal estadounidense.
Reconoció que nuestra moneda es una de las que más se ha visto afectada, y en ello intervendrían factores particulares: la negociación del TLC y, en menor medida, el proceso electoral que está viviendo nuestro país.
En tal sentido, opinó Salazar López, “pensaría que las condiciones de volatilidad y depreciación, al menos las presiones, se mantendrán para los próximos meses”.
En un escenario optimista, el tipo de cambio mexicano se mantendrá en los rangos en los que está actualmente, e incluso, con una pequeña tendencia a apreciarse si hay buenas noticias respecto al TLC y a lo que los mercados esperan en la sucesión presidencial. Aunque, reconoció, no se puede descartar que puedan existir condiciones adversas, como un incremento significativo de la tasa de interés en EU, o que las negociaciones del TLC no lleven a donde se quiere, y continúe el proceso de depreciación.
Puede haber cierta preocupación o nerviosismo y podríamos tener sorpresas en cómo se comporta el tipo de cambio en la fecha de las elecciones, pero eventualmente tendrá que regresar a un cauce, “porque México no es Venezuela”, finalizó el experto.